Tres tendencias educativas que todos los padres deben conocer
Educar bien a un niño es una de las tareas más arduas que los padres tienen por delante. Conocer las principales tendencias educativas les permitirá aplicar una crianza positiva y respetuosa que estimule verdaderamente las capacidades infantiles.
“La enseñanza que deja huella no es la que se hace de cabeza a cabeza, sino de corazón a corazón”, dijo el profesor estadounidense Howard G. Hendricks. La educación infantil no se puede dejar por completo en manos de la escuela, los padres, ya sea de manera consciente o no, se convierten en los principales maestros de sus hijos y sus modelos a seguir. Por eso es importante que conozcan las tendencias educativas que permiten criar a niños seguros de sí y felices.
Modelos educativos que se pueden aplicar en el hogar
- Educación socio-emocional
La Inteligencia Emocional no solo es clave para tener éxito en la vida profesional sino también para mantener buenas relaciones interpersonales y, sobre todo, sentirse satisfecho con uno mismo. Por eso, algunas escuelas están abrazando el modelo socio-emocional, el cual busca mejorar el rendimiento académico trabajando sobre los aspectos emocionales y sociales del aprendizaje.
Esta tendencia educativa se enfoca en desarrollar cinco habilidades importantes en los niños:
- Autoconciencia. Implica comprender las emociones propias y ser capaz de plantearse metas en la vida teniendo en cuenta los puntos fuertes y las limitaciones personales.
- Autorregulación. Es la capacidad para gestionar las emociones propias, los comportamientos e impulsos según las circunstancias.
- Conciencia social. Se refiere a abandonar la postura egocéntrica y desarrollar la empatía, aceptando las diferencias.
- Competencias sociales. Comprende la habilidad para comunicarse de manera asertiva, resolver conflictos, pedir ayuda y resistir a las presiones sociales.
- Toma de decisiones responsable. Implica decidir teniendo en cuenta las consecuencias de los actos y asumir la responsabilidad por las mismas.
- Educación Montessori
“Cualquier ayuda innecesaria es un obstáculo para el desarrollo”, dijo la educadora Maria Montessori. Hoy su método se aplica con éxito en todo el mundo ya que se centra en educar a niños independientes y seguros de sí mismos para la vida. La educación Montessori se basa en diferentes principios que los padres pueden aplicar en el hogar:
- Aprendizaje por descubrimiento. Los adultos deben garantizar un entorno seguro y rico de estímulos para que sea el niño quien decida qué le interesa y lo explore. Así se desarrolla su independencia y responsabilidad. En ese entorno también debe haber otros niños, de manera que se promueva el respeto, la solidaridad y la tolerancia a la diversidad.
- Ayudas, solo las imprescindibles. Los niños son capaces de aprender por sí solos, por lo que los adultos solo deben intervenir cuando necesiten ayuda. Su rol es el de guiar al niño animándolo para que descubra el entorno y profundice en los temas que le interesan.
- Recompensas internas. La mayor motivación es intrínseca. La educación no debe recurrir a recompensas externas, sino que debe potenciar la sensación de logro, la autoestima infantil y el pensamiento crítico.
- Disciplina positiva
La crianza positiva es un modelo educativo que aboga por el respeto mutuo y la colaboración para enseñar a los niños las competencias básicas que necesitan. Este enfoque busca un punto medio entre el control excesivo y la permisividad, de manera que los pequeños puedan descubrir autónomamente y, a la vez, respeten las normas de convivencia. El modelo educativo de la disciplina positiva se basa en:
- Conectar con los niños, para que sientan que sus ideas y preocupaciones son importantes, de manera que desarrollen una autoestima sólida y confíen en sus capacidades.
- Disciplinar con firmeza y amabilidad, haciendo valer las normas con determinación pero de manera respetuosa y desde la comprensión, el cariño y la empatía.
- Escuchar a los niños, dándoles la oportunidad para que expresen lo que sienten o expliquen sus razones. Así los adultos podrán entender mejor su comportamiento y guiarles de forma positiva.
- Desarrollar las habilidades sociales en los niños como el respeto, la empatía, la capacidad para solucionar conflictos y la escucha atenta.