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Oct 2021 

¿Sabes qué es el estrés hídrico?

El estrés hídrico será un problema grave en muchos países en 2050. ¿En qué consiste, cuáles son sus causas y cómo podemos frenar su avance?

El agua es un recurso natural fundamental para la vida. Sin embargo, el agua potable es cada vez más escasa. De hecho, los científicos llevan décadas alertando de la creciente escasez de agua en el mundo, un fenómeno conocido como déficit o estrés hídrico que podría afectarnos a todos en los próximos años. 

¿Qué es el estrés hídrico?

El estrés hídrico se produce cuando la demanda de agua es mayor que la cantidad que se encuentra disponible en un momento determinado o cuando su uso se ve limitado debido a su escasa calidad.  Como regla general, se considera que una zona o país sufre estrés hídrico cuando sus suministros anuales de agua dulce están por debajo de los 1.700 m3 por persona. Si ese suministro cae por debajo de 1.000 m3 se considera “escasez hídrica”, según el índice de Falkenmark.

La Organización de Naciones Unidas estima que en 2050 por lo menos una de cada cuatro personas vivirá en un país afectado por una escasez de agua periódica o crónica. Una década antes, en 2040, España ya podría encontrarse en un riesgo extremadamente alto de sufrir estrés hídrico.

Las principales causas de la escasez de agua

El estrés hídrico suele ser el resultado de diferentes factores, aunque estos se han dividido en dos grandes categorías: físicos y económicos. En el caso de los agentes físicos, la demanda de agua excede el suministro simplemente porque la disponibilidad física de este recurso es limitada, ya sea por fenómenos naturales como los retrasos en las lluvias o debido a la disminución de las lluvias intermitentes provocada por el calentamiento global.

En el caso de los agentes económicos, el estrés hídrico se produce cuando el suministro de agua disminuye por las malas prácticas en su gestión. Las técnicas de riego inadecuadas o los malos hábitos industriales y residenciales contribuyen a malgastar un recurso precioso. El crecimiento demográfico y los cambios producidos en la naturaleza por la acción humana también son otras causas importantes del estrés hídrico.

Las consecuencias del estrés hídrico

El estrés hídrico suele generar un círculo vicioso en el que la sobreexplotación de los acuíferos seca cada vez más las fuentes de agua dulce. Ese fenómeno no solo reduce la cantidad de agua disponible, sino que también disminuye su calidad ya que aumentan las probabilidades de que se produzca una intrusión salina o que el agua se contamine con materias orgánicas.

La escasez de agua que se extiende por zonas cada vez más vastas del planeta terminará afectando a un mayor número de personas, que tendrán un acceso limitado a ese recurso tan valioso. Las industrias y la agricultura también tendrán que limitar su uso.

De hecho, los cultivos son especialmente sensibles al estrés hídrico. La escasez de agua afecta las funciones vitales de la planta reduciendo su crecimiento, entre otros factores porque no logra absorber los minerales y nutrientes que normalmente se encuentran disueltos en el agua. Por tanto, el estrés hídrico no tardará en afectar al ecosistema, desencadenando desequilibrios que pueden conducir a la pérdida de especies vegetales y animales.

¿Qué podemos hacer para evitar el estrés hídrico?

En cada hogar, a nivel personal, podemos tomar algunas medidas para frenar el estrés hídrico:

  • Asegúrate de no tener fugas de agua, ya sea en las tuberías principales o los grifos.
  • Usa el agua con moderación. No dejar abierto el grifo innecesariamente, colocar aireadores, perlizadores o reductores de caudal y utilizar el lavavajillas a carga completa son algunas medidas sencillas para reducir el consumo de agua.
  • Recicla el agua. Puedes recoger agua de lluvia para regar el jardín, por ejemplo, o aprovechar el agua fría de la ducha para lavar el suelo.