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Jul 2014 

¿Por qué el alcohol empeora la visión del conductor?

Todos los conductores saben que no deben beber alcohol y ponerse al volante. Sin embargo, muy pocos son conscientes de los efectos que ejerce el alcohol sobre sus reflejos y cómo puede afectar la conducción. Ahora un estudio realizado en la Universidad de Granada nos demuestra fehacientemente cómo incide el consumo de alcohol en la visión.

Los halos luminosos

Los investigadores reclutaron a 67 personas y les pidieron que bebieran diferentes cantidades de vino. Acto seguido, midieron su tasa de alcoholemia y realizaron pruebas de rendimiento visual. Así descubrieron que el alcohol no solo afecta la calidad de las imágenes sino que también fomenta la aparición de halos, esos círculos luminosos que en ocasiones se perciben alrededor de los objetos. Lo interesante es que estos efectos se comienzan a notar con una tasa de alcohol de 0,25mg/l, que es la que está permitida por ley.

Estos investigadores descubrieron además que las alteraciones en la percepción visual de los objetos se deben, entre otros factores, a que el alcohol afecta la película de lágrimas que normalmente recubre la superficie del ojo. No se trata de un resultado extraño puesto que se conoce que el alcohol puede pasar con gran facilidad a través de las membranas celulares y se difunde a través del torrente sanguíneo llegando hasta todos los tejidos del cuerpo.

Así, el etanol contribuiría a evaporar la parte acuosa de la lágrima provocando un desgaste de la película, lo cual hace que la imagen que percibimos pierda calidad. Este deterioro de la visión es aún más notable durante la noche.

Obviamente, percibir halos alrededor de los objetos empeora la visión del conductor y genera dificultades para discriminar una señal de tráfico o para distinguir a los peatones. Además, es más probable que los faros de un vehículo que venga a su encuentro le deslumbren y le hagan perder el control del coche ya que el grado de dilatación pupilar es mayor.

El alcohol y la vista: Enemigos acérrimos

El alcohol no solo incide directamente sobre la película protectora del ojo sino que también afecta el sistema nervioso central. Al provocar un estado de relajación muscular, los movimientos oculares son más lentos por lo que la persona recoge menos información del entorno y, como resultado, comienza a tener problemas para percibir con claridad los estímulos que le rodean.

Por otra parte, el alcohol también afecta la convergencia ocular por lo que al conductor le resultará más difícil calcular las distancias y la velocidad. El consumo de alcohol también genera dificultades para adaptarse con rapidez a los cambios de iluminación y para percibir el color rojo, que es uno de los más importantes en las señales de tráfico.

Además, suele provocar un estrechamiento del campo visual, lo cual genera un “efecto túnel” que aumenta las probabilidades de que el conductor pase por alto algunos de los estímulos laterales, sobre todo cuando está en un cruce.

Fuente:
Castro, J. J. et. Al. (2014) Retinal-Image Quality and Night-Vision Performance after Alcohol Consumption. En: Journal of Ophthalmology.