5 cambios en la dieta de cara al verano
Con la llegada del verano es necesario introducir algunos cambios en la dieta que nos ayuden a prevenir la deshidratación y la fatiga causadas por el exceso de calor. Te explicamos qué hábitos no debes descuidar.
Durante el verano muchas personas experimentan cambios en su apetito, una señal que nos envía el cuerpo para alertarnos de que sus necesidades nutricionales han cambiado. De hecho, en esta temporada no solo aumenta nuestra temperatura corporal sino que también se incrementa el gasto calórico, la pérdida de nutrientes y de líquidos, por lo que es necesario adaptar nuestra dieta a las nuevas demandas. La clave radica en evitar los alimentos pesados y apostar por los productos frescos de temporada.
Durante los meses de calor, convierte la dieta en tu mejor aliada
- Consume más verduras y hortalizas frescas. Las verduras y hortalizas son unos de los alimentos más saludables que podemos incluir en la dieta en cualquier época del año, pero sobre todo durante los meses de verano. Las verduras y hortalizas de estación no solo son bajas en calorías sino que también son ricas en fibra vegetal y nutrientes esenciales que nos ayudan a mantenernos activos y saludables. El tomate, las verduras de hoja verde, los pimientos, las berenjenas, las zanahorias y el pepino son algunas de las opciones más sanas y refrescantes.
- Incluye alimentos que te protejan del sol. Uno de los mayores problemas que tenemos que enfrentar durante el verano es la exposición a los rayos UVA ya que estos pueden aumentar el riesgo de padecer quemaduras y enfermedades como el cáncer de piel. Afortunadamente, los alimentos ricos en vitaminas C y E pueden convertirse en nuestros mejores aliados ya que nos ayudan a proteger la piel de la oxidación celular y de los efectos de los rayos solares. Estas vitaminas se pueden encontrar en alimentos como las naranjas, el limón, la guayaba, el mango, las espinacas y los frutos secos.
- Apuesta por las frutas. Las frutas son muy beneficiosas para nuestra salud, no solo contienen muchísimos nutrientes, vitaminas y minerales sino que también son ricas en fibra vegetal y agua. De hecho, pueden aportarnos hasta el 20% del líquido que necesitamos a diario. Algunas frutas, como el melocotón, contienen hasta un 90% de agua, mientras otras como la piña, las frambuesas, las ciruelas y las naranjas tienen entre un 85 – 87% de agua. Podemos consumirlas frescas o en helados, zumos, granizados o batidos, sin añadirles azúcar adicional.
- Cambia la forma de preparar tus platos. Durante los meses más calurosos lo mejor es apostar por las preparaciones rápidas, platos que se puedan servir fríos o a temperatura ambiente. De hecho, los platos calientes suelen elevar nuestra tasa metabólica casi inmediatamente, haciendo que sintamos más calor. Por eso, lo ideal es elegir opciones más frescas como las ensaladas frías, los platos al vapor o las barbacoas. Las sopas frías y los gazpachos son otra alternativa refrescante para esta temporada.
- Bebe más agua. Durante el verano nuestra temperatura corporal aumenta, nos fatigamos más y nuestro cuerpo pierde líquido con mayor rapidez. Por eso es importante consumir abundante agua, que nos permitirá mantenernos bien hidratados y evitar los peligrosos efectos de los golpes de calor. Lo ideal es que las mujeres consuman alrededor de 2,7 litros de agua al día y los hombres unos 3,7 litros, aunque en estas cifras también se incluye el consumo de agua de otras fuentes, como las frutas y verduras.