Cinco técnicas rápidas y eficaces para evitar las discusiones en Navidad
¿Cómo mejorar tus habilidades de resolución de conflictos para evitar las discusiones durante los encuentros familiares navideños?
Es una de las épocas más preciosas del año, pero para algunas personas la Navidad puede llegar a ser un momento bastante estresante. Los encuentros familiares pueden hacer que supuren viejas heridas o salgan a la luz desencuentros que terminen eclipsando la magia de estas celebraciones. Muchos optan por no acudir a las cenas familiares, pero existe otra solución: aprender a evitar las discusiones. Después de todo, recuerda que para discutir siempre se necesitan dos.
- Cuenta una historia
A veces, sin darnos cuenta, somos los causantes de las discusiones ya que expresamos nuestras opiniones como verdades absolutas, de manera que los demás pueden sentirse ofendidos o atacados. En su lugar, es mucho mejor contar historias. De hecho, es una de las técnicas que usan los psicólogos para lograr que las personas se abran a nuevas perspectivas que al inicio rechazaban. Las historias apelan al lado más emocional y humano, por lo que es más fácil que tu interlocutor sea más empático y se muestre más receptivo a tu mensaje.
- Recurre a la aserción negativa
Esta técnica de resolución de conflictos consiste en buscar un punto común en el que ambos estéis de acuerdo. De hecho, la parte positiva de los conflictos familiares es que normalmente siempre existen muchos puntos en común sobre los cuales trabajar, aunque el enfado o la frustración a veces no permitan notarlos. Por tanto, solo debes encontrar un detalle en las palabras de tu interlocutor con el que estés de acuerdo y utilizarlo como punto de partida para tu argumento. Cuando le das la razón a una persona en algo, automáticamente bajará sus barreras y se mostrará más abierto al diálogo.
- Concreta evitando las generalizaciones
Cuando los ánimos se caldean, es fácil caer en las generalizaciones. Palabras como “siempre”, “nunca” y “jamás” se convierten en dardos molestos que casi siempre son injustos. En su lugar, es importante ser concretos y especificar qué nos molesta y por qué. Las generalizaciones tienden a convertirse en meras recriminaciones que producen una escalada de tensión. Al contrario, los hechos concretos normalmente muestran el deseo de centrarse en el problema para solucionar las diferencias, siempre y cuando ninguno de los dos culpabilice al otro.
- Usa la interrogación asertiva
En algunas situaciones, es probable que no estés de acuerdo con la opinión de la otra persona o que ésta lance indirectas, pero no siempre es conveniente expresar lo que piensas directamente ya que podría avivar aún más la discusión. En ese caso, la interrogación asertiva es una excelente técnica para animar a que la otra persona reflexione sobre lo que ha dicho o cortar por lo sano la discusión. Un ejemplo es: “No lo entiendo. ¿Puedes explicarme qué has querido decir?” o “¿Qué hay de malo en…?”.
- Posterga la discusión
Hay ocasiones en que la mejor estrategia de resolución de conflictos consiste simplemente en postergar la conversación. Cuando la otra persona comienza a perder los estribos o recurre a estrategias de manipulación convirtiéndose en la víctima para hacerte sentir culpable, lo más sabio es zanjar el tema. La mejor manera de hacerlo es dejar claro que las cosas se están yendo de las manos. A veces la decisión más inteligente es detener una discusión antes de llegar al punto de no retorno.