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Jul 2016 

Antes de comprar, mira la etiqueta energética del electrodoméstico

A la hora de comprar un electrodoméstico no solo es importante fijarse en su diseño, precio y durabilidad, si quieres tomar la decisión más inteligente, es fundamental tener en cuenta su etiqueta energética.

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¿Sabías que una cuarta parte de la energía que se consume en España se destina a los hogares y que estos son los responsables de casi un 20% de los gases contaminantes que se liberan a la atmósfera? Al impacto medioambiental de las viviendas se le suma el costo económico ya que la factura de la electricidad en España es una de las más caras de la Unión Europea, llegando a representar un gasto medio de 675 euros anuales.

Por eso, a la hora de comprar un electrodoméstico nuevo, la decisión más inteligente consiste en apostar por los modelos más eficientes. De hecho, en Europa es obligatorio que los electrodomésticos que más energía gastan tengan un etiquetado energético, para que los consumidores puedan tener en cuenta esa información a la hora de elegir.

La etiqueta energética indica la eficiencia

Lo primero que debes saber es que la eficiencia energética de un electrodoméstico es la capacidad para realizar sus funciones consumiendo menos energía. La etiqueta energética permite conocer de un vistazo la eficiencia energética del electrodoméstico. Por ley, esta etiqueta se debe encontrar en los frigoríficos, congeladores, lavadoras, lavavajillas, secadoras, lavadoras, hornos eléctricos y fuentes de luz domésticas.

La eficiencia se calcula teniendo en cuenta un uso normal del equipo durante 24 horas. El resultado se muestra en una clasificación por letras y colores. La A, que es de color verde, se reserva para los electrodomésticos más eficientes que representan un mayor ahorro. La calificación va disminuyendo hasta la letra D, que es de color rojo, y señala los equipos menos eficientes que más gastan. Además, existen tres clases adicionales: A+, A++ y A+++.

Obviamente, estos electrodomésticos suelen ser más caros pero su precio se puede amortizar con el tiempo ya que normalmente se trata de equipos que tienen una vida útil muy larga. Por ejemplo, el frigorífico es el electrodoméstico que más consume en el hogar, una media de 662 kW/h al año, pero un modelo de clase A+++ consume un 80% menos de energía que un modelo de clase D, además de emitir menos CO2. Por tanto, a la larga, no solo es más respetuoso con el medio ambiente sino que también permite ahorrar electricidad y reducir la factura de la luz.

Más allá del consumo eléctrico

La etiqueta energética no refleja únicamente la información sobre el consumo de electricidad y la eficiencia del electrodoméstico, también incluye otros detalles. Por ejemplo, en el caso de las lavadoras y lavavajillas se puede encontrar el consumo de agua en litros. También indica la emisión de ruido en decibelios, un dato muy importante en equipos como las secadoras y aspiradoras, sobre todo si sueles usarlas de noche.

Además, la etiqueta de los congeladores, lavavajillas y lavadoras indica su capacidad útil, para que puedas comprar un equipo que se adapte verdaderamente a los hábitos de tu familia. A veces esta etiqueta contiene características aún más específicas, como la capacidad de aspiración de las aspiradoras, el filtrado de grasas de las campanas extractoras o la eficacia de secado del lavavajillas.