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Oct 2014 

¿Por qué la dieta mediterránea es beneficiosa?

En los últimos años el interés de las personas por las dietas ha ido en aumento, hay quienes apuestan por ellas para perder peso y otros simplemente porque quieren seguir un estilo de vida más sano. Sin embargo, existen tantas dietas que es difícil elegir y, sobre todo, encontrar la más equilibrada y saludable.

En este sentido, la dieta mediterránea, típica de España y otros países como Italia, Grecia y Francia, es una apuesta ganadora. De hecho, especialistas en nutrición de todo el mundo han analizado sus características y la han calificado como una de las dietas más sanas y beneficiosas.

Los cinco alimentos principales de la dieta mediterránea

  • Aceite de oliva. Es la base de la dieta mediterránea y la principal fuente de ácidos grasos monoinsaturados, que son muy beneficiosos ya que ayudan a limpiar las arterias y evitan la acumulación de placas en las mismas. De hecho, el aceite de oliva es una grasa saludable que ayuda a reducir la presión sanguínea, disminuye los niveles de colesterol en sangre y reduce el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares.
  • Frutas y verduras. Si algo caracteriza la dieta mediterránea es el consumo preferente de grandes cantidades de frutas y verduras frescas, las cuales son muy beneficiosas porque nos aportan gran cantidad de vitaminas y minerales. Además, también son una excelente fuente de agua, que nos ayuda a mantenernos hidratados, y son ricas en fibra, que regularizan el tránsito intestinal y previenen diferentes enfermedades gastrointestinales. Algunas frutas y verduras, como el tomate y los arándanos, son ricas en antioxidantes, que previenen enfermedades como el cáncer.
  • Pan, cereales y arroz. Los cereales y sus derivados son otros de los componentes fundamentales de la dieta mediterránea. Siempre y cuando apuestes por los carbohidratos complejos y las versiones integrales, estos alimentos se convierten en una excelente fuente de energía rápida para enfrentar las demandas cotidianas. Además, cereales como el trigo, la avena, el centeno, la cebada y el maíz son ricos en vitaminas del complejo B y ácido fólico, esenciales para el funcionamiento del sistema nervioso, además de aportarnos minerales como el fósforo y el hierro, que son más difíciles de hallar en otros alimentos.
  • Productos lacteos. En la dieta mediterránea no solo se encuentra la leche sino también el yogurt y queso. El yogurt aporta enzimas que benefician a la flora bacteriana de nuestro organismo y mejoran el metabolismo, mientras que el queso contiene proteínas de alto valor biológico y minerales que ayudan a prevenir la desmineralización de los dientes y los huesos.
  • Pescado azul. Los pescados, en sentido general, ocupan un lugar importante en la dieta mediterránea pero, sobre todo, el pescado azul, que debería estar presente en nuestras mesas al menos dos veces a la semana. El pescado azul es una excelente fuente de ácidos grasos omega 3 y 6, que contribuyen al flujo sanguíneo y previenen las enfermedades cardiacas. También es rico en vitaminas A y E, que tienen una acción antioxidante y previenen las enfermedades degenerativas. Además, ejercen una acción antiinflamatoria y protegen la tiroides.