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Nov 2015 

¿Las dietas de desintoxicación realmente funcionan?

Las dietas para desintoxicar el organismo se han puesto de moda. Si no son muy restrictivas y se siguen durante pocos días, pueden ser convenientes pero normalmente suelen entrañar más riesgos que beneficios.

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En los últimos años, gracias a cientos de investigaciones realizadas en el ámbito de la nutrición y la salud, finalmente hemos comprendido que la dieta cotidiana tiene un impacto enorme en nuestro bienestar, tanto físico como mental. Por eso, cuando comemos en demasía, inmediatamente nos sentimos culpables y queremos “limpiarnos”. Pensamos que después de un periodo de excesos, es conveniente seguir una dieta de desintoxicación. ¿Es así?

¿Qué son las dietas de desintoxicación?

Las dietas de desintoxicación se sustentan en la creencia de que las toxinas que ingerimos a través de los alimentos se quedan atrapadas en nuestro sistema digestivo o en otras partes del organismo, por lo que es necesario eliminarlas.

Para lograrlo, se suele recurrir a los líquidos, los suplementos herbales, las frutas y los vegetales. A la vez, se eliminan por completo los alimentos procesados y la carne. De esta forma, al menos en teoría, se le brinda un respiro al sistema digestivo, facilitando que elimine las toxinas y permitiendo que absorba mejor los nutrientes.

Desde esta perspectiva, las dietas de desintoxicación no son negativas e incluso pueden ser beneficiosas para mejorar el funcionamiento del hígado y los riñones. También permiten perder peso, aumentan la sensación de vitalidad y sirven para aliviar los dolores musculares y el dolor de cabeza recurrente.

Los riesgos de seguir este tipo de dieta

Existen muchas dietas de desintoxicación, aunque la mayoría tienen dos puntos en común: son un semiayuno y se basan en el consumo preferente de ciertos alimentos. Muchas de estas dietas abogan por el consumo exclusivo de zumos, ya sea de frutas o verduras, durante varios días, lo cual puede terminar irritando el sistema digestivo.

El problema surge cuando llevamos esta dieta al extremo y pasamos demasiados días a base de zumos. En este caso podemos sufrir lo que se conoce como estrés bioquímico, el cual estimula la producción de radicales libres. Por tanto, una dieta que debería ser antioxidante, en realidad tiene el efecto contrario.

Además, un aumento súbito de fibra en la dieta puede provocar hinchazón, gases y diarrea. También se ha apreciado que las personas que tienen problemas para controlar sus impulsos son más propensas a sufrir trastornos alimentarios al seguir una dieta de desintoxicación.

Después de tres días siguiendo una dieta a base de zumos, el cerebro comienza a funcionar en modo inanición y extrae la energía que necesita de las cetonas provenientes de la quema de grasas. Se trata de una “energía de mala calidad” que provoca irritación, fatiga y problemas de atención. Además, como tampoco llegan los aminoácidos, que provienen de las proteínas, disminuye la producción de neurotransmisores que mantienen estable nuestro estado de ánimo, haciendo que seamos más propensos a la depresión.

¿Cuál es la decisión más inteligente?

Los desequilibrios siempre son negativos, por lo que deberíamos evitar los atracones seguidos por periodos de desintoxicación manteniendo una dieta lo más sana posible todos los días. Si necesitas seguir una dieta de desintoxicación, es mejor que acudas a un nutricionista, no te apuntes simplemente al régimen de moda.