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Nov 2017 

Cinco secretos para criar a un niño feliz

Preparar a los niños para la vida no significa únicamente brindarles herramientas intelectuales que les permitan tener más éxito, también debemos asegurarnos de que sean felices.

Los niños necesitan ser felices, no ser los mejores. No necesitan tener los últimos juguetes tecnológicos ni ser los primeros de su clase sino el amor de sus padres y más tiempo para jugar. Por desgracia, la tendencia es otra: hoy los niños tienen más juguetes pero menos tiempo para jugar, pasan menos tiempo con sus padres y más en las actividades extraescolares que supuestamente los “preparan para la vida”.

Un estudio alarmante realizado en la Universidad de Michigan reveló que en poco más de una década, la distribución del tiempo de los niños con edades comprendidas entre los 6 y 8 años ha cambiado drásticamente. Los niños dedican un 25% menos de tiempo al juego y a las actividades al aire libre, pero pasan un 18% más de tiempo en la escuela y un 145% más de tiempo haciendo los deberes escolares. Sin embargo, presionar a los niños para que obtengan mejores calificaciones y llenar su agenda cotidiana de actividades extraescolares no les hará más felices.

La crianza que deja huellas es la que se hace desde el corazón

  1. Sé feliz. Un estudio realizado en la Universidad de California desveló que los bebés son capaces de detectar el estrés en sus padres desde una edad muy temprana. Aunque no saben cuál es la causa de esa tensión, también reaccionan con estrés. Dado que los padres son el primer y principal modelo de gestión emocional que tienen los niños, si quieres que tu hijo sea feliz, simplemente debes ser feliz. Asegúrate de tener tiempo para descansar y relajarte, de manera que puedas disfrutar plenamente de la relación con tu hijo.
  2. Anímale a fortalecer los vínculos emocionales. La forma más segura de promover el bienestar emocional en la vida de tu hijo consiste en ayudarle a conectar con los demás. Ser capaz de construir y mantener una sólida red de apoyo social compuesta por la familia y los amigos es clave para protegerse de la angustia emocional y los problemas que se presentarán a lo largo de la vida. Para ello, solo debes brindarle oportunidades para que se relacione con otros niños y desarrolle sus habilidades sociales.
  3. Promueve el juego libre. El juego es una cosa seria, sobre todo en la infancia, ya que no solo es fuente de diversión sino también de aprendizaje. Por eso es fundamental que tu hijo tenga tiempo y espacios para que pueda jugar junto a otros niños. A diferencia de los juegos tecnológicos que siguen un patrón perfectamente estructurado, el juego libre es muy especial porque estimula la creatividad y la fantasía a un nivel superior, además de fomentar las habilidades sociales. Recuerda siempre que mientras menos cosas haga un juguete, más cosas hará la mente del niño.
  4. Estimula su independencia. Un niño dependiente de sus padres es un niño temeroso e inseguro. En vez de desarrollar un estilo educativo sobreprotector, debes darle oportunidades a tu hijo para que pueda poner a prueba sus habilidades, de manera que cometa sus propios errores y aprenda a corregirlos. A lo largo de ese camino desarrollará la tolerancia a la frustración, uno de los mayores regalos que podrás hacerle porque, a la larga, se convertirá en un escudo que le protegerá de la infelicidad.
  5. Practicad la gratitud. Uno de los secretos de las personas felices es la gratitud. Quienes aprenden a centrarse en las razones para sentirse agradecidos también desarrollan una actitud más optimista, progresan mejor hacia sus metas y reportan una mayor satisfacción en la vida, según reveló un estudio realizado en la Universidad de California. Por tanto, enséñale a tu hijo a valorar lo que tiene y apreciar lo que le rodea, en vez de asumir una actitud demandante. Una buena idea consiste en crear un pequeño ritual familiar en el que todos contéis una razón por la que os habéis sentido agradecidos ese día.

Por último, pero no menos importante, si quieres que tu hijo sea feliz, simplemente debes dejar que sea un niño. Los niños tienen un sexto sentido para la felicidad, no lo limites imponiéndole demasiadas reglas o exigiéndole demasiado para su edad.